Un cuento para la igualdad
Muy buenas a todo el mundo.
Con la finalización de esta
experiencia de aprendizaje, con la cual puedo afirmar que he aprendido mucho,
he querido escribir un pequeño cuento sobre la igualdad de género entre mujeres
y hombres y los roles de género, esperando que algún día este relato refleje la
vida real. Espero que os guste.
Érase una vida igualitaria
En el pueblo de Armonía, la
igualdad de género era un valor fundamental. Todos los ciudadanos sabían que
los roles de género eran simples etiquetas que no definían ni su valía ni sus
habilidades.
En la escuela de Armonía, los
alumnos jugaban todos juntos sin preocupaciones de los estereotipos. Daba igual
si eran apasionados por la ciencia o por las artes, todos tenían las mismas
oportunidades para aprender y crecer.
En una casa de Armonía, la
familia era significado de igualdad. María, la madre, trabajaba como ingeniera,
mientras que Pablo, el padre, era enfermero. Compartían las tareas domésticas y
el cuidado de sus seres queridos, sin importar los roles tradicionales.
En el ayuntamiento de Armonía, Rosa
era la alcaldesa, que promovía la igualdad de género con todas las políticas
municipales que desarrollaba. Ella era una lideresa con determinación,
sirviendo de inspiración para la juventud del pueblo, dando impulso para soñar
a lo grande, respetando siempre a todo el mundo.
En las tiendas de Armonía, el
comercio era de proximidad, era el reflejo de la igualdad que se respiraba. Las
tiendas estaban regentadas por personas, no por hombres o mujeres, y lo que
contaban eran las habilidades de cada profesional.
En el pueblo de Armonía, la
igualdad no era un sueño, era una realidad. En este pueblo, todo el mundo sabía
que cuando se rompen los roles de género y se camina hacia una sociedad
igualitaria, se construye una comunidad más fuerte y justa para todes.
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